Una batalla no es una guerra. Allí donde la segunda despliega un mapa conceptual en un plano general, la primera se centra enlo carnal, el plano detalle. Este libro recorre diferentes escenarios de esa batalla. Al pasar las páginas, vamos entrando en un combate del que nos llegan imágenes y recuerdos clavados en los sentidos. Los materiales de Fernanda Nicolini son las huellas: las marcas en el terreno y las heridas en el cuerpo. Pero también eso inexplicable de las experiencias traumáticas de las que la poeta habla con la claridad de quienes trabajan en hospitales, a la vez que con una agudeza y precisión propias. Hablar de la vida directamente, es hablar de la batalla. Poner la poesía en el lugar del que pone el cuerpo, lejos de las mesas de café y los anaqueles con los libros.

Estos poemas trasuntan experiencia en el mundo, paisajes del pasado político y del presente privado. Vienen con un ritmo avasallante, profundamente vital. Poemas como canciones que se canta para adentro la poeta y que llegan a nosotros con la belleza violenta que se encuentra frente a ciertas escenas de la historia o ciertos espectáculos naturales.