"Dos mundos verteran este libro. El primer mundo es el del orden: la ley del padre, el hijo que duerme, unas vacaciones en familia, la monotomía del lecho conyugal. El segundo es el que sobreviene cuando las paredes se han derrumbado. 

Una no elige cuándo caerse es el relato de una crisi, pero de una crisis luminosa. La protagonista (a veces una presencia centrral en el poema, otras elusiva) de desmorona lenta, inexorablemente. Por el camino queda una casa, un matrimonio, una cotidianeidad pantanosa: una serie de episodios hilvanados por la desazón. Lo que viene a continución es la incertidumbre, la ausencia de verdades, la desnudez, la interperie y, al fin, un renacer. "Nunca sentí una liviandad así, antes era como una piedra", dice en un momento, y se adivina una felicdad desgarradora detrás de estas palabras, recién alumbrada y aún salvaje. A través de treinta y dos poemas, engarzados en un andamaje preciso, Vanina Colagiovanni compone una lúcida y hermosa bitácora esforzada conquista de una misma, de la alegría después del dolor.

Uno no elige cuándo caerse de Vanina Colagiovanni

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"Dos mundos verteran este libro. El primer mundo es el del orden: la ley del padre, el hijo que duerme, unas vacaciones en familia, la monotomía del lecho conyugal. El segundo es el que sobreviene cuando las paredes se han derrumbado. 

Una no elige cuándo caerse es el relato de una crisi, pero de una crisis luminosa. La protagonista (a veces una presencia centrral en el poema, otras elusiva) de desmorona lenta, inexorablemente. Por el camino queda una casa, un matrimonio, una cotidianeidad pantanosa: una serie de episodios hilvanados por la desazón. Lo que viene a continución es la incertidumbre, la ausencia de verdades, la desnudez, la interperie y, al fin, un renacer. "Nunca sentí una liviandad así, antes era como una piedra", dice en un momento, y se adivina una felicdad desgarradora detrás de estas palabras, recién alumbrada y aún salvaje. A través de treinta y dos poemas, engarzados en un andamaje preciso, Vanina Colagiovanni compone una lúcida y hermosa bitácora esforzada conquista de una misma, de la alegría después del dolor.